Geología de Pirque
Una comuna con historia y patrimonio
Conozcamos sus geositios, geomitos y a los principales modeladores del paisaje.
Geología de Pirque: Formas, colores y tiempo
La comuna de Pirque se ubica en la Región Metropolitana de Santiago, a 2,8 km de Puente Alto y a 21,3 km del centro de la capital. Esta comuna no solo destaca por ser un destino enoturístico, sino que también presenta una amplia diversidad geológica. Este territorio comprende una variedad de geositios, con montañas y ríos que modelan el paisaje a lo largo del tiempo y conforma la geología de Pirque.
Unidades geológicas de Pirque: Evolución y paisajes
Pirque presenta dos contrastes, por un lado, tenemos el fondo del valle, caracterizado por su topografía plana, donde se desarrollan cultivos agrícolas y encontramos los asentamientos. Por otro lado, un paisaje de montaña, conformado por cerros y quebradas que rodean el valle, presentando un entorno más dinámico y lleno de historia geológica.
La geología de Pirque se puede dividir por tres grandes unidades geológicas, que permiten reconstruir la historia de los procesos geológicos que han dado forma a este paisaje:
Secuencias volcánicas del Mioceno Inferior-Medio (Terciario): incluyen complejos volcánicos parcialmente erosionados, flujos de lava, brechas, domos y rocas piroclásticas de composición andesítico-basáltica a dacítica.
Secuencias volcanosedimentarias del Oligoceno-Mioceno (Terciario): formadas por lavas basálticas a dacíticas, junto con rocas epiclásticas y piroclásticas.
Depósitos aluviales de piedemonte del Pleistoceno Superior-Holoceno: compuestos por sedimentos poco consolidados, presentes principalmente en las salidas de las quebradas mayores.
Además, en la zona predominan rocas ígneas, principalmente granitos, granodioritas y dioritas, reconocibles por sus tonalidades que varían desde el gris claro hasta matices blanquecinos o rosados, esto se debe a que son ricas en minerales como cuarzo, plagioclasa, ortoclasa y biotita.
Pirque se encuentra rodeado por cerros, estos no solo destacan por su valor geológico, sino también por su importancia en la cultura local. Entre ellos se encuentran el Cerro Blanco, el Cerro Corazón, el Cerro Papagayo y el Cordón de los Ratones, que forman parte del relieve precordillerano. A estos se suma el Cerro Alto, Una Elevación más local que, a pesar de su menor altura, también ha sido escenario de relatos y creencias que enriquecen la identidad del lugar.
El Río Maipo y el Río Clarillo: Escultores del paisaje de la geología de Pirque
Tanto el Río Maipo como el Río Clarillo han desempeñado un papel fundamental en la evolución del relieve de Pirque. A través de procesos de erosión, transporte y deposición de sedimentos, estos cursos de agua han esculpido valles, formado terrazas fluviales y dado forma a la geomorfología actual del sector.
El río Maipo ha sido clave en la configuración del valle, en el área de Pirque se encuentra en un gran cono de deyección regular originado por este mismo. La constante acción erosiva del agua ha modelado pendientes y formas del relieve, creando un paisaje dinámico y permitiendo dar origen a terrenos planos con suelos fértiles, ideales para el desarrollo agrícola. Además, ha generado espacios ideales para el asentamiento de diversas especies de flora y fauna.
El Río Clarillo, por su parte, nace de la confluencia de los cursos de agua provenientes del Cajón del Horno y del Cajón de Los Cipreses. Estos fluyen de sur a norte y se unen en un lugar conocido como Puerta de los Hornos. A partir de este punto, el río cambia paulatinamente su dirección de sur-norte a este-oeste. Este es el que termina modelando todo el paisaje, generando valles estrechos, quebradas, abanicos de sedimentos, terrazas bajas, y laderas. A lo largo de todo su recorrido, el río Clarillo ha estado marcado por continuos procesos erosión fluvial, especialmente con el aumento del caudal en épocas invernales y de deshielo. Esta dinámica se refleja en la parte baja de la cuenca del río Clarillo, que está conformada por unidades geomorfológicas de tipo deposicional.
Cerro Blanco, Cerro Divisadero y Cerro Papagayo: Los guardianes de la geología de Pirque
Cordón de los ratones
El cordón de cerros corresponde a sucesiones de rocas, volcanosedimentarias que configuran el relieve. Esta unidad ha sido correlacionada tanto con la Formación Abanico del Cenozoico. El cordón inicia con el Cerro Maipo en su extremo norte, cerca de la confluencia de los ríos Clarillo y Maipo. Este Pasa por el cerro Los Ratones en el centro del cordón y finaliza en el sector de Haras de Pirque, pasando por sectores como San Vicente y Los Quillayes.
Dentro de las especies presentes en el ecosistema del Cordón de los Ratones podemos encontrar especies típicas del bosque esclerófilo, como Quisco, Litres, Quillayes, Espinos y Chaguales. Destaca también la presencia de Guayacán, árbol de preciosas flores moradas clasificado como Vulnerable. En primavera, los cerros adornan sus laderas con coloridas flores nativas, tales como añañucas, yuyos, clavel de campo, soldaditos entre otras.
El Cordón de los Ratones destaca por la combinación de su geodiversidad representada en las formaciones volcanosedimentarias cenozoica y su riqueza ecológica, con un bosque esclerófilo bien conservado. Esta interacción entre elementos geológicos y biológicos lo convierte en un espacio de alto valor patrimonial, tanto para la investigación científica como para la educación ambiental y el turismo sustentable.
Cerro Purgatorio
Cerro Purgatorio, con una altitud de 2.458 metros, corresponde a un extenso depósito de rocas piroclásticas y pómez. Desde su cima, se obtiene una vista panorámica del Cajón del Maipo y la Cordillera de los Andes. Además, ofrece una amplia perspectiva del Cerro Minillas y el Cerro Punta de Damas, cuyas cumbres nevadas que realzan mucho más este escenario natural. Este cerro permite observar la influencia de los ríos Maipo y Clarillo en la configuración del paisaje integrando la geología estructural, los procesos geomorfológicos fluviales y la evolución del relieve.
El cerro no solo destaca por su valor geológico, sino también por su significado simbólico. Según las creencias católicas, el “Purgatorio” representa el lugar donde las almas expían sus culpas antes de alcanzar el paraíso celestial, lo cual da origen a su nombre.
Cerro Blanco
El Cerro Blanco es una montaña de la precordillera andina de la Región Metropolitana. Se encuentra al sur de la entrada al Parque Nacional Río Clarillo, y marca el límite sur y poniente del sector.
Presenta una altitud de 2248 metros, en su cabecera destaca un prominente afloramiento de granito, lo que le da su tonalidad clara y su nombre. Esto lo destaca visualmente como un elemento dominante del paisaje local. Se caracteriza por laderas empinadas y suelos delgados, y está formado principalmente de granodiorita.
En sus laderas se observan procesos de erosión como cárcavas y deslizamientos, sobre todo en zonas expuestas al sol con poca vegetación. Otro factor característico esta dado por su macizo de donde nacen diversas microcuencas las cuales alimentan el río Clarillo. Este cerro presenta un gran potencial educativo y patrimonial dentro del Parque Nacional Río Clarillo.
Cerro Papagayo
Cerro Papagayo es una cumbre de 2436 metros, es visible en días soleados y sin mucho smog desde diferentes comunas aledañas como San Bernardo, Macul y el cerro San Cristóbal. El cerro nos permite obtener vistas panorámicas de los valles fértiles, zonas campestres, zonas vinícolas y de la cordillera de los Andes entregándonos un valor paisajístico. La ruta de ascenso tiene una dificultad media, pero al ser una zona poco frecuentada los caminos no están bien marcados. A pesar de no contar con información geológica detallada, el cerro es un lugar ideal para la apreciación del paisaje.
Casa de piedra: un geositio arqueológico
Este geositio consiste en un gran bloque de tonalita que destaca en el paisaje por su gran tamaño y resistencia a la erosión. La disposición natural ha generado dos sectores protegidos orientados N-S. Su estructura masiva permitió ofrecer refugio a grupos humanos convirtiéndolo así en un sitio arqueológico. En la parte sur de este asentamiento se han encontrado evidencias de una ocupación poco intensiva, pero prolongada en el tiempo. Esto se ve evidenciado por el lento cambio en paisaje y en los depósitos arqueológicos encontrados, que dan indicios del establecimiento de los paleo-pueblos en la zona.
Dentro de los depósitos arqueológicos se han encontrado cerca de 81 artefactos que corresponden a punta de proyectiles triangulares, herramientas de molienda, cerámica café o negra, entre otros. Esto sugiere una economía basada en la caza y la recolección. Además, se encontró a 25 cm de profundidad un esqueleto parcialmente completo de un infante de género indefinido y sin signos visibles de enfermedad. La homogeneidad del material arqueológico sugiere que toda la ocupación corresponde a una misma manifestación cultural.
Geomitos: Pirque una balanza entre la ciencia y leyenda
A lo largo del tiempo, los geomitos nacieron como intentos por explicar fenómenos naturales que, en su momento, eran incomprensibles para quienes habitaron antes que nosotros. Estas historias, cargadas de simbolismo y misterio, han perdurado a lo largo de generaciones. A veces se susurran de boca en boca, otras descansan en rincones olvidados. Pero todas tienen algo en común, revelan informaciones valiosas sobre el paisaje que nos rodea. Más allá de su valor cultural, los geomitos juegan un rol clave en la geología, ya que muchas veces esconden tras sus relatos fragmentos de realidad geológica que vale la pena descubrir.
Carcancho , guardián de las minas perdidas
En el paso de Pancho Mena vive un viejo brujo llamado Carcancho, guardián de entierros y minas perdidas. Se dice que aparece ante quienes caminan solos por la cordillera. Carcancho ofrece un atado de leña, pero no es leña común: son barras de oro disfrazadas. Si no se recogen al instante, desaparecen. Hablar con Carcancho no es tarea fácil. Quien se atreva a hacerlo debe dejar a un compañero boca abajo y alejado, entregando su voluntad al cerro. Mientras espera, le ocurren cosas extrañas: aparecerán mujeres, toros o serpientes que lo rodearán. Si se mueve o muestra miedo, todo se pierde. Aunque no era malo, Carcancho seguía estrictas reglas del cerro. Algunos cuentan que fue llevado por los espíritus, mientras que otros aseguran que aún guarda su tesoro. Se dice que Carcancho pone a prueba la valentía de quienes se atreven a buscarlo.
La leyenda de Carcancho se remonta a tiempos antiguos en Pirque. Esta ha sido transmitida por el Tío Nano. Se dice que, en aquellos años, Pirque fue configurado para que nadie pudiera encontrar nada en aquellas montañas. Según los relatos del Tío Nano, Carcancho era un hombre proveniente del norte. Se internó en las montañas del Cajón del Maipo, donde se creía que poseía poderes mágicos. Carcancho podía conjurar para esconder minerales y hacerlos aparecer a voluntad. En su afán por proteger los secretos del cerro, lanzó un conjuro que dejó todo oculto en esas montañas. Años después, durante los tiempos del Ñato Eloy, en un lugar conocido como Pancho Mena, se decía que el Ñato llamaba a Carcancho para que hiciera aparecer minerales. Incluso se perforaron rocas en busca de riquezas, pero nunca encontraron nada.
Duendes de Pirque: guardianes invisibles de la montaña
En Pirque, por las tardes, entre matorrales y cerros bajos, se ven figuras pequeñas, como niños, pero no lo son. Se dice que son duendes, guardianes invisibles de la montaña. Existen dos tipos de duendes: los blancos, juguetones y a veces amables, y los negros, que son malos y se llevan a los niños traviesos. Los primeros en sentir su presencia son los animales. Los caballos se niegan a avanzar, y los perros se quedan callados o ladran sin rumbo.
Si un niño juega con ellos, puede que no regrese igual. Aunque regrese, su mirada queda ida, como si una parte se hubiera quedado allá. Los antiguos decían que no hay que gritar, ni botar basura, ni burlarse en ciertas quebradas. Esto, porque molestaba a los duendes. Ellos no se vengaban con violencia, sino con sustos, haciendo que quien los ofendiera se desorientara y perdiera el camino.
El Rastro de la Mina hacia Pirque el mineral perdido del Toyo y los caminos del Cajón
Durante la colonia, en el siglo XVIII (alrededor de 1760-1780), Ambrosio O’Higgins fundó San José de Maipo con el objetivo de explotar una mina de plata ubicada en el sector de El Toyo. Debido a la falta del puente San Ramón, el mineral se transportaba en mulas por antiguos caminos que descendían por el Cajón del Maipo, pasando por Pirque y Huelquén, rumbo a Santiago. Este largo trayecto duraba varios días, y los arrieros hacían paradas en lugares como Los Cipreses, donde descansaban y descargaban las rocas.
Hace cien años, se hicieron varios hoyos en una gran piedra coronada por un ciprés, con la esperanza de encontrar plata en el lugar. Sin embargo, al excavar no encontraron ningún mineral valioso, ya que la plata no provenía de esa zona. Lo que hallaron fueron solo fragmentos de rocas que se habían caído del camino. Por donde antiguamente se transportaba el mineral desde la mina en El Toyo. Don Luis relata que, muchos años después, tras una lluvia de verano, subió nuevamente al lugar. Donde pudo encontrar algunas de esas rocas dispersas.
Cerro Blanco: Entre la Creencia Volcánica y el Oro Escondido
En Pirque, algunos habitantes creen que el Cerro Blanco es un volcán dormido debido a la presencia de aguas termales cercanas, ubicadas en el cerro Carín, que fluyen hacia Baño Los Maquis. Se comenta que estas aguas provienen del interior del cerro y sus alrededores. Además, se ha encontrado pómez y fiames, lo que refuerza la creencia de que el cerro pudo haber sido volcánico.
En las primeras horas del día, el agua del sector está tibia, pero al llegar la tarde, pierde su temperatura y se vuelve tan helada como la nieve. Se cuenta que una culebra cuida las aguas de Baño Los Maquis. Si alguien se baña allí y la ve, recibirá un poder curativo para sanar su enfermedad. Si no se ve, no se obtiene poder de sanar.
En el Cerro Blanco, también se habla de cántaros escondidos con oro. Según la leyenda, después de un año, el oro almacenado en estos cántaros comenzaría a brillar intensamente.
Cerro Corazón: el oro que brilla solo el Día de los Muertos
En el Cerro Corazón, existe una creencia popular que vincula su formación con la presencia de metales según un relato transmitido por un antiguo locatario de la zona. Muchas personas solían subir a este cerro en busca de oro, pues se decía que allí se encontraba una mina oculta entre las piedras. Según su testimonio, encontraban pequeñas piedras negras que, al ser limpiadas, dejaban ver un brillo dorado.
Una creencia curiosa que compartió es que el oro solo brillaba el 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, ahí cuando verdaderamente brilla. Lo que le daba un carácter místico a la búsqueda. Además, mencionó que no solo en el Cerro Corazón se hablaba de oro, sino también en distintos sectores de Pirque, especialmente entre los cerros cercanos.
La Piedra de la Taza y las luces del Cerro Alto
En Pirque, uno de los lugares cargados de misterio es el Cerro Alto, donde se encuentra una roca conocida como la Piedra de la Taza, situada junto al camino del Cerrillo. Según cuentan los habitantes, allí solía aparecer una mujer rubia peinándose con un peine de oro sobre una roca con forma de silla, lo que dio origen al nombre del lugar. También se dice que en el mismo cerro se veían extrañas luces, conocidas como “escandalillas”. Estas luces, atraídas por la montaña, provocaban que quienes las miraban directamente se perdieran en la zona. Debido a estas creencias, se colocó una imagen de Cristo en el sector como medida de protección. Pirque es una región profundamente marcada por la devoción a figuras religiosas, como la Virgen, lo que influye en la interpretación del paisaje y la percepción de estos fenómenos.
El Difunto Félix: El Llamado que Selló su Destino
En el sector de Quebrada Honda, por el camino los Maitenes, pasado la Casa de Piedra. Existe un lugar llamado “el difunto Félix”, nombre que proviene de una antigua historia local. Se dice que, en ese sitio, si alguien es llamado por su nombre, no debe responder. Sin embargo, un hombre llamado Félix lo hizo. Tras contestar, aparecieron dos aves enormes, parecidas a buitres, que se lo llevaron. Al ser llevado se escucharon varios gritos. Al día siguiente, comenzaron a encontrar partes de su cuerpo, primero hallaron una pierna en el paso del Peumo y más arriba apareció un brazo. Así, mientras subían por el cerro, fueron encontrando el resto de sus restos. Desde entonces, el lugar lleva su nombre, en memoria del hombre que respondió al llamado.
La Luz del Entierro: El Tesoro Maldito y el Destino de Tuco
En los cerros de Pirque, se cuenta que, en tiempos antiguos, se realizaban entierros en los que se dejaba dinero junto al difunto como parte de rituales funerarios. Según la creencia local, después de la medianoche puede verse una luz, y se dice que donde aparece esa luz es donde está enterrado el dinero del entierro.
Sin embargo, se advierte que, si alguien se encuentra con un entierro, no debe tomar el dinero. La leyenda dice que “el entierro no se saca”, y que, si se hace, el dinero no debe ser utilizado durante un año. Usarlo antes de ese plazo puede traer consecuencias. Así ocurrió con el Tuco, un hombre que habría sacado dinero de un entierro y, según el relato, pasado los ocho días, falleció. Tocarlo o usar ese dinero antes del tiempo indicado, puede costarte la vida.
Es probable que en el pasado existieran muchos geomitos, pero con el paso del tiempo y los cambios en nuestra forma de vida, muchos de ellos se han ido olvidando. Al dejar de contarse y transmitirse, pierden su lugar en la memoria colectiva. Terminan desapareciendo, especialmente porque quienes conservaban ese conocimiento, ya no están con nosotros.
Agradecimientos a todas las personas que compartieron sus historias y contribuyeron a la realización de este artículo: Hugo Muñoz, Hugo Flores, Pedro Morales, Luis Pizarro, Magdalena Pizarro, Roberto Manuel Bravo y Silvia Muñoz.