We Tripantu

El nuevo ciclo en el hemisferio sur de la Tierra

El solsticio de invierno (21 de junio), conocido así por la ciencia occidental, corresponde a la época en la que el sol, visto desde cualquier punto del hemisferio sur, comienza su regreso desde el norte. Desde junio en adelante el levante del sol durante los amaneceres tiene un avance noreste > sudeste, llegando el sol a la máxima distancia que puede tener con la Tierra. Es por ello que entre el 21 y el 24 de junio el avance de la noche alcanza su máxima extensión.  A partir de ese momento, las noches se acortan lentamente y los días se hacen más largos.

we tripantu 2020

Los pueblos indígenas de América del Sur han observado desde hace cientos de años este evento. Se representa la llegada del sol con rituales y festividades que anuncian el nuevo ciclo y la renovación de todas las vidas. En la observación cotidiana y periódica, lograron comprender los fenómenos físicos y espirituales que ocurren en nuestro sistema solar. Estos pueblos definieron este día y su noche para venerar a los cuerpos celestes, en especial, a la luna y al sol. Así, los pueblos indígenas andinos por ejemplo, conmemoran el Inti Raymi (fiesta del sol), y los mapuche el Wiñol Tripantu (retorno del sol).

 

We Tripantu, Wiñol Tripantu o Wiñol Txipan Antü

En el mapuche kimün (saber), we tripantu o wiñol tripantu es el periódo de regreso de antü (sol) desde el norte, un antü que purruka (baila) de alegría por su encuentro con küyen (luna). En la cultura mapuche, y en el paralelo en el que está su territorio, este regreso del sol se produce el día y su noche del 24 de junio de cada año. El nuevo encuentro entre antü y küyen (en su etapa llena) se debe a que en el mes de junio el levante de cada uno de estos astros se visualiza a simple vista en su momento de mayor lejanía.

Una de las observaciones más destacadas en este día específico es el baile del sol. En el momento de su levante, fenómeno visualizado a causa de su baja intensidad, ayudado también por la bruma que suele haber en un día despejado de invierno. El fundamento por el cual el sol baila de alegría está basado en una constante observación y contemplación del wallontumapun (el cosmos, “universo”) y del nagmapun (espacio visible), durante meses y años.

Los kimche (sabios mapuche) observaron la influencia que ejercen los grupos de estrellas que anuncian la llegada del wiñol tripantu. Fue este kimün el que permitió a los mapuche generar un calendario cíclico regulado por la luna, en torno a la cual, mediante la ceremonia del entun kuel (o montículos circulares), reproducen el movimiento de la tierra alrededor de antü. Con ello se comprueba que en la cultura mapuche y en la base de su kimün, todo es circular, todo gira: gira la tierra sobre sí misma, gira la tierra alrededor del sol, giran los planetas, giran las células, las galaxias, y nosotros los humanos, giramos cíclicamente y por la eternidad en el concierto del universo, de tal forma que volveremos a nacer después de haber muerto, a partir de la cuarta generación.

 

Una celebración íntima y comunitaria

El retorno del sol se manifiesta en una diversidad de actos culturales y espirituales que caracterizan la celebración del we tripantu. En la tarde del día anterior antes de que el sol se ponga, se inician los preparativos, se instala el anümka. Esta actividad consiste en colocar ramas de árboles nativos como el foye, külon, triwe y kila enterradas en dirección al este.

Cuando llegan las personas invitadas y los parientes, comienza el kamarikun (rogativa comunitaria solemne). Se iniciaun gellipun, ceremonia mapuche en la que se invoca a los antepasados locales a los que se denomina los melichi laku, comunicandoles que se cumple con la tradición ancestral de hacer we tripantu.

Al anochecer, las familias se reúnen a compartir. Se comienzan los nütram (conversación compartiendo sabiduría), los epew (relatos orales), historias y diversos conocimientos que se comparten en comunidad. Las personas más ancianas hacen gülamtun (consejo) para orientar a las demás en su actuar. Se habla de los ejemplos de vida de quienes lucharon para que el pueblo mapuche se conserve vigente hasta nuestros días. Se aconseja a los niños y jóvenes para que lleguen a ser kümeche (gente buena) y sabios algún día. También se recuerda la importancia de küyen (luna) en la renovación de ko (agua).

La presencia del wünelfe (Venus, lucero del amanecer) que renueva las fuerzas de la naturaleza y de las plantas medicinales. Se conmemora también a antü, que renueva las energías del itrofil mogen (todas las vidas sin excepción o diversidad de las vidas existentes). De esta forma, la gente de la tierra se renueva en su kimün y rakizuam (pensamiento) al ser parte de dicha diversidad.

Las familias permanecen despiertas para recibir la llegada de we tripantu, mientras se realizan bailes tradicionales. También se enseñan los aukantun (juegos de ejercicios para los jóvenes). De madrugada se inician los preparativos para una ceremonia al amanecer. A la llegada de la estrella wünelfe la gente se baña en los ríos, lagos, vertientes o esteros para purificar su püllü (espíritu de vida) y su cuerpo, como lo hace la Tierra. En particular ese día las aguas adquieren una temperatura un poco más tibia que el resto de la temporada. Finalmente, se hacen agradecimientos y también peticiones por la familia, animales y la tierra, para el próximo ciclo, que ya está por comenzar.

 

Día de alegría, festejo y resignificación para el Buen Vivir

La festividad del wiñol tripantu es apreciado como un día de alegría, siendo un día muy importante durante el calendario de compartir familiar y comunitario. En este evento se fortalece la amistad, la fraternidad y la convivencia en la comunidad mapuche. Lo mismo sucede en las personas no mapuche que son invitadas y que ven en este rito una relación armoniosa con la naturaleza. En la actualidad, el we tripantu coexiste y se resignifica en espacios rurales y urbanos. En contextos interculturales se valoran positivamente las prácticas y saberes indígenas que por muchos años fueron negados e invisibilizados.

We Tripantu
Fotografía Alexander Infante

 

Los intercambios horizontales entre estos saberes y prácticas culturales indígenas, con los conocimientos científicos y técnicos de la ecología, prefiguran un mundo donde la conservación de la naturaleza para adaptarnos al cambio climático está en el centro.