Antropología Sociocultural

Los contactos culturales son tan antiguos como las culturas mismas y, hasta donde se tiene conocimiento, igualmente antigua es la reflexión humana sobre los diferentes aspectos del contacto y la diversidad cultural. Las ciencias antropológicas, entre ellas la arqueología y la antropología sociocultural, constituyen sólo una forma particular y bastante reciente de dicha reflexión.

A fines del siglo XIX la antropología se constituyó como ciencia y la teoría que logró dominar el discurso antropológico fue el evolucionismo.

En el periodo ocurrido entre las dos guerras mundiales la disciplina se caracterizó por la aparición de una diversidad de teorías que tuvieron en común el intento de explicar la diversidad cultural. Así encontramos el particularismo histórico, el funcionalismo, el estructuralismo y el (neo)marxismo. Luego de la segunda guerra mundial, las teorías anteriores siguen siendo dominantes, pero aparecen “otras” antropologías “no occidentales”. Estas antropologías plantean alternativas sobre la otredad cultural, como el caso de las Antropologías del Sur y latinoamericanas

 

Antropología sociocultural y Ciencia

Como toda ciencia, la antropología sociocultural es una construcción. Una imagen de la otredad cultural construida de manera científica por las distintas teorías que dominaron en cada uno de los momentos históricos. Cuando la idea de la dominación de una cultura sobre otra se puso en evidencia, el objeto antropológico se construyó en torno a la noción de desigualdad. El otro cultural era producto de esa desigualdad, y se encontraba en los territorios locales de las periferias.

antropología sociocultural

Las teorías ecológicas también influenciaron en nuevos paradigmas de la antropología sociocultural. Así como también las teorías de género y de la interculturalidad, que hoy se imbrican en enfoques sistémicos e interseccionales que estudian la realidad tal como es: compleja.

El método de investigación por excelencia de la antropología sociocultural es la etnografía.  Este método consiste en una práctica descriptiva que brinda, mediante técnicas como la observación participante y las entrevistas en profundidad. A través de una narrativa honesta, matizada, bien informada y sensitiva se describe cómo viven determinados pueblos en momentos específicos. Se diferencia de los métodos tradicionales de investigación por lograr una recolección de información más directa y cercana, mediante el “trabajo de campo”. Además, posee una fuerte orientación hacia las formas simbólicas de representación. Estas formas esconden una importancia creciente para el diagnóstico de las necesidades y problemas de las sociedades contemporáneas.

 

Historia, relacionalidad y reflexividad

La realidad es histórica (dialéctica), relacional y reflexiva. Es decir, es una realidad en construcción que cambia, y que por tanto, para poder analizarla, es necesario:

a) delimitar temporal y espacialmente el fenómeno concreto de estudio, ya que éste es social e histórico.

b) aprehender en su conjunto la realidad para conocer los elementos componentes del fenómeno en sus diferentes escalas o niveles (individual, familiar, local, comunal, regional, nacional, global).

c) conocerla a través de un trabajo posicionado y situado. Trabajo donde la subjetividad de quien investiga, de a quiénes y con quienes se investiga en territorios periféricos determinados. Estos factores inciden en el proceso de construcción del sujeto de estudio, haciendo del trabajo teórico-conceptual un trabajo político y ético.

Perspectiva ecológica general en la Antropología

La perspectiva ecológica general en la antropología pone la mirada en las relaciones entre los organismos que componen los ecosistemas complejos donde habitan las poblaciones locales humanas. La ecología es una ciencia biológica, social y de la conducta que intenta comprender los modos de vida de las poblaciones ecológicas u organismos vivos con relación a los lugares que ocupan en los sistemas mayores de los que forman parte.

Los seres humanos habitamos un espacio vital con un aspecto biológico y otro social, caracterizado por restricciones imperativas y oportunidades potenciales que dispone el entorno. Somos animales ligados a ambientes compuestos de otros organismos y sustancias inorgánicas de los cuales deben obtener materia y energía para sustentarse, a los cuales deben adaptarse para no perecer.

Además de ser equilibrados y autorreguladores como los otros sistemas vivientes, los humanos tienden a ser adaptativos. Es decir, cambian su organización, estructura y funcionamiento en respuesta a los cambios sufridos en sus ambientes. Este proceso de adaptación implica la producción del espacio mediante relaciones sociales totales imbricadas en la vida cotidiana de las personas y grupos de parentesco. Por lo tanto, las dimensiones humanas deben entenderse de manera relacional. La dimensión económica, la manera en que organiza la gente la producción y reproducción de los bienes materiales y servicios que hacen la vida posible. La cultura, como la conciencia implicada en la práctica en relación con la totalidad del proceso social, ya que están presentes en todas las dimensiones de la conducta humana, de manera imbricada, incrustadas en relaciones sociales concretas e históricas.

Las expresiones culturales son, por tanto, experiencias reales y vividas convertidas en razón. Estas expresiones engendran razones para la acción, se incorporan a la vida material y a los bienes materiales. Se deduce de lo anterior que, para comprender “lo económico”, hay que trascenderlo y estudiarlo en su relación con la sociedad. Es decir con la historia, el poder, la cultura y el ambiente, para así comprender de manera holística e integral las dinámicas sistémicas vinculadas a la vida humana.

Sistemas socioculturales

En el marco de los ecosistemas (porciones de la biosfera donde se distribuyen intercambios materiales, donde los más importantes y típicos son los intercambios alimenticios). Los sistemas socioculturales participan como mecanismos adaptativos que afectan en la red de vidas y que se estructuran en función de una constelación de características profundamente vinculadas con las actividades de subsistencia. Asimismo sucede con las disposiciones económicas y con los aspectos políticos e ideológicos relacionados. Componen instituciones básicas de las sociedades y forman parte principal de los medios distintivos empleados por las poblaciones humanas para satisfacer sus necesidades biológicas en los ecosistemas en que participan. Configuran así una interrelación estructural que permite comprender la complejidad de los subsistemas humanos insertos en los ecosistemas.

En este sentido, resulta pertinente para el presente artículo examinar las formas en que interactúan las relaciones que rigen la economía y la organización política, con aquellas que moldean el proceso de formación de ideas, para que el mundo se vuelva comprensible y manejable.

”Los “tipos culturales” o las respuestas locales que emergen de determinado proceso de adaptación sociocultural al entorno, expresan en parte la articulación entre formaciones económico-sociales históricas que dan como resultado un modelo de desarrollo específico en territorios particulares. Estos territorios involucran procesos locales de hacer-historia y construir significados. Por lo tanto, las respuestas locales están reguladas por límites propios que suponen la reproducción física y social de la población ecológica. Las respuestas estarían dadas a partir de diferentes combinaciones materiales para el control, acceso y uso de los bienes, principalmente en relación con la comida, el territorio y la densidad humana; la alimentación, el espacio y la reproducción. Aquellas fronteras serían un factor decisivo en la configuración de formas históricas de practicar la organización de la producción, la distribución, la circulación y el consumo social. 

Territorios contemporáneos y Antropología Sociocultural

Los territorios son espacios dinámicos vivos y socialmente construidos, que cambian y se resignifican mediante procesos de apropiación. En la actualidad, existen territorios en diferentes niveles donde hay formaciones económico-sociales (realidades históricas concretas) articuladas. Los territorios conformados jerárquicamente y orientadaos en función de un modo de producción (o sistema económico) dominante, el capitalismo histórico y globalizado.

El capitalismo histórico y globalizado no subsume del todo a las formaciones locales o subsistemas. Las culturas persisten, resisten, negocian, dialogan, se adaptan y reordenan sus ideas para responder a las oportunidades y exigencias de sus nuevas condiciones.

En Latinoamérica, y en particular en los territorios rurales, se han experimentado profundas transformaciones desde mediados del siglo XX hasta la actualidad. Entre otras cuestiones, los territorios rurales están siendo reconfigurados debido a:

  • la propagación de grandes capitales transnacionales.
  • la creciente mercantilización y despojo de recursos naturales.
  • el debilitamiento de la agricultura campesina.
  • el incremento de relaciones asalariadas y ocupaciones no agrícolas.
  • modificaciones aceleradas en los modos de vida tradicionales de la población campesina e indígena.
  • el crecimiento de las ciudades y la conexión indisoluble de lo rural con lo urbano.
  • la emergencia y articulación de identidades indígenas y su constitución como actor político.
  • las nuevas formas que adquiere el Estado en la ruralidad, entre otros aspectos.

        Bajo este escenario, la antropología sociocultural cumple un rol importante en comprender y explicar las transformaciones locales de los territorios. Analiza cada caso desde las experiencias concretas de las personas, desde sus percepciones y capacidades para actuar en la reproducción social. Eso sin olvidar las dimensiones globales o macro en las cuales están insertas.

        Para comprender la configuración de los territorios en Latinoamérica, es clave considerar el crecimiento cíclico de actividades intensivas en la explotación de recursos naturales. Recursos que son exportados en amplia escala y con bajo procesamiento al mercado mundial: el llamado extractivismo. Al estudiar las experiencias entonces, la antropología sociocultural busca articular, analíticamente, estructura y sujeto.  Es decir, el ser social y la conciencia social, ya que la experiencia es la marca que dejan los procesos estructurales en las trayectorias de las comunidades.

         

        Antropología sociocultural, patrimonio y turismo

        Los sistemas de intercambio transportan los objetos de la cultura material e inmaterial a través de convenciones. Estos acuerdos no necesariamente se encuentran normados, pero contienen ajustes muy precisos y contienen una gran carga ancestral que de alguna forma se traslada a través de la historia a los tiempos contemporáneos.

        La relación en particular del humano con la tierra y su lugar configura la génesis de su pertenencia y del reconocimiento de su patrimonio cultural, que puede ir desde la formación de su cuerpo hasta las extensiones del mismo representado en los objetos que necesita para sus labores y expresiones, en diferentes escalas o niveles.

        Los estudios antropológicos sobre memoria, patrimonio y cultura material ganan visibilidad y se insertan en el movimiento contemporáneo de una antropología reflexiva.

        La antropología sociocultural tiene mucho que aportar también al estudio del turismo como un fenómeno social, considerando   la   mirada   histórica   y   actual  que  incluye  diversos  agentes,  tales  como  los habitantes originarios y locales, los académicos, consultoras  y  ONGs,  los  tours  operadores,  los empresarios turísticos, los funcionarios públicos y los propios turistas. La observación de estas interacciones  en  el  contexto  turístico,  en  la  cual  se  manifiestan  los  agentes  con  sus  historias,  diversidades,  motivaciones,  imaginarios  y  estereotipos,  es  un  campo  propicio  en  el  que la  etnografía puede aportar a  desentrañar  las  dinámicas  contemporáneas.