Centro de Educación Ambiental
Espacios de divulgación y acción colectiva
¿Sabías que un centro de educación ambiental juega un rol fundamental en la sensibilización sobre la crisis eco-social?
Para comprender y profundizar el papel que cumplen y el impacto que tiene la Educación Ambiental en las personas y el mundo, realizaremos un viaje para conocer sus orígenes.
El concepto de Educación Ambiental fue acuñado por primera vez durante los años 70s en las diferentes Conferencias Internacionales por el Medio Ambiente. Desde entonces, ha evolucionado en holísticamente. Sin embargo, su desarrollo no ha sido lineal y se ha visto influenciado por los hitos históricos de la época. En los países latinoamericanos y del Caribe, por ejemplo, la Educación Ambiental tardó más tiempo en lograr un espacio. Esto ocurrió, principalmente, debido a problemáticas sociales como la repercusión de la Guerra Fría y la posterior crisis pedagógica que se gestó en el territorio.

Gracias a las diferentes instancias reflexivas, con el tiempo se tejió una red entre las diferentes posturas, apuntando a que una de las formas más efectivas para sensibilizar acerca de la crisis climática es desde el escenario pedagógico. No obstante, se ha establecido que es fundamental considerar los diferentes contextos sociales, territoriales y culturales, así como las problemáticas que incrementan la brecha educacional.
En los últimos años, ha quedado en evidencia que la teoría no es suficiente. Es necesario el aprendizaje experiencial para responder a la actual crisis eco-social, de la cual se desprenden consecuencias sumamente dolorosas para la biodiversidad y sus ecosistemas.
Centro de Educación Ambiental en Chile
Entonces, si el concepto de Educación Ambiental demoró décadas en construir cimientos firmes. Para aspirar a obtener un rol protagónico en nuestras agitadas vidas, el impulso de tener un espacio especializado en las temáticas que se esperan abordar, no tardó en llegar cuando esto ocurrió.
En el contexto chileno, los primeros Centros de Educación Ambiental fueron gestados entre universidades y organizaciones sin fines de lucro. Instituciones que deciden desarrollar programas de educación ambiental y centros al interior de áreas protegidas. De esta forma, se abre espacio tangible a la Educación Ambiental, con la misión de provocar una sensibilización en temáticas ambientales a través de talleres, recursos audiovisuales, entre otros.
Hoy en día en el marco normativo de Chile, se establece la necesidad de integrar la Educación Ambiental en el sistema educativo. Sin embargo, la realidad muestra que solo el 21% de los establecimientos educacionales han obtenido la Certificación Ambiental de Establecimientos Educacionales (SNCAE). Estos datos evidencian la brecha que existe en esta temática y, por tanto, la urgencia de apoyar iniciativas a favor de una Educación Ambiental Universal.

En base a lo expuesto anteriormente, es preciso afirmar que los centros de educación ambiental cumplen un rol fundamental para que las personas tomen conciencia y se involucren activamente en el cuidado y protección de la naturaleza. Estos espacios permiten ir más allá de la teoría. Ya que las personas logran comprender desde la experiencia el funcionamiento de diversos procesos que ocurren día a día.
En Chile existe una red de Centros de Educación Ambiental distribuidos a lo largo del país. Para conocer más sobre estos espacios, puedes acceder a la plataforma: Red de Centros de Educación Ambiental.
¿Qué es un Centro de Educación Ambiental y cuáles son sus beneficios para la sociedad?
Un Centro de Educación Ambiental es un espacio diseñado específicamente para divulgar y fomentar el aprendizaje sobre la naturaleza. También de los diversos fenómenos que ocurren en ella, a través de metodologías experienciales. Estos centros pueden ubicarse en áreas protegidas, ya sea al aire libre o contando con infraestructura. También se pueden situar en zonas urbanizadas, siendo considerados actores que fomentan la cultura.

El rol de los Centros de Educación Ambiental va más allá de ser un espacio para la educación tradicional. Este sitio busca utilizar diferentes recursos audiovisuales y el mismo entorno natural para lograr su misión. En este sitio, los/as participantes exploran y profundizan en los ecosistemas, comprendiendo las interacciones ecológicas y, en consecuencia, se logra una reflexión sobre el impacto antrópico en la naturaleza, generando un cambio de paradigmas.
Si has llegado hasta aquí, tal vez hayas notado que una forma de interpretar un centro de educación ambiental es como un puente. Puesto que une dos puntos: las personas y la naturaleza. Hasta ahora te he contado sobre el rol que cumplen estos centros para conservar los ecosistemas y su biodiversidad, pero también quiero contarte acerca de cómo, más allá de su impacto ecológico, benefician a la sociedad.
Beneficios de los Centros de Educación Ambiental
Acceso al conocimiento: al abrir sus puertas a la niñez, adultos, personas mayores y personas de comunidades vulnerables, estos centros brindan oportunidades de aprendizaje accesibles. Esto ayuda a reducir la brecha de conocimiento sobre el medio ambiente.
Salud mental: las actividades al aire libre pueden reducir el estrés, mejorar el estado del ánimo y la sensación de bienestar. Además, el tipo de dinámicas que se realizan en estos centros no sólo promueven el cuidado hacia el medio ambiente, sino también el autocuidado.
Innovación científica: estos espacios fomentan el interés por la ciencia donde estudiantes, investigadores y visitantes pueden experimentar con los diferentes conceptos científicos, contribuyendo a la formación de nuevas generaciones apasionadas por estas temáticas.
Lugar de encuentro: a través de las distintas actividades e instancias que se llevan a cabo en estos centros, se genera un ambiente de colaboración e interacción entre diversos grupos de personas. Sin duda, esto resulta en el fortalecimiento del sentido de comunidad.
¿Por qué realizar salidas pedagógicas a centros de educación ambiental?
Como ya tenemos claro, los Centros de Educación Ambiental son lugares que se han diseñado, específicamente, para llevar a cabo programas de educación ambiental. Por tanto, realizar salidas pedagógicas en ellos puede ser una estrategia clave para acortar la brecha educacional existente en materias ambientales.
Lamentablemente hoy en día, la Educación Ambiental no siempre está presente en el currículo formal de las escuelas o se aborda de manera teórica. Esto se debe a diversos motivos como, por ejemplo, la falta de financiamiento universal en estas temáticas, las falencias que existen en la integración curricular o simplemente el desconocimiento de la importancia que tiene la Educación Ambiental. En consecuencia, se genera una falta de espacios para el aprendizaje vivencial.
Los centros de educación ambiental ofrecen una solución a esta problemática proporcionando entornos preparados para brindar experiencias directas con la naturaleza y el ecosistema. Además, ofrece un acompañamiento a las personas que buscan, con curiosidad, asombrarse de las maravillas naturales que muchas veces pasan inadvertidas en nuestro día a día.
No es menor mencionar que, estas salidas permiten reducir desigualdades en el acceso a la Educación Ambiental. No todos/as los/as niños/as tienen la oportunidad de explorar la biodiversidad en su entorno habitual, por lo que estos espacios garantizan una experiencia que nutre el alma sin importar su contexto socioeconómico.
Fundamentos de las salidas pedagógicas a centros de Educación Ambiental
Las razones para realizar salidas pedagógicas a estos lugares son múltiples, pero aquí te comento las principales:
Experiencia sensorial y psico-emocional: la conexión con la naturaleza no sólo se trata de la comprensión de conocimientos intelectuales, sino que, también, es un descubrimiento interno, que se logra a través de la exploración sensorial y emocional. Sentir el viento en nuestra piel, sentir el olor a tierra mojada, escuchar a las aves y el movimiento suave de las hojas, observar las formas de un río y la inmensidad de una montaña, sin duda, genera un cosquilleo en el alma que nos hace vibrar. Las actividades de experiencia sensorial, nos ayudan a conectar con el presente y aprender a gestionar nuestras emociones.
Desarrollo de habilidades blandas: en entornos naturales los/as niños/as se enfrentan a un constante cambio, por tanto, les desafía a adaptarse y tomar decisiones. Al trabajar en equipo, deben comunicarse y cooperar entre pares. Cada una de las experiencias, que se llevan a cabo en entornos que los saca de su zona de confort, desarrolla habilidades fundamentales para la vida.
Educación interdisciplinaria: la naturaleza no está dividida en asignaturas como en la escuela, si no que todo está interconectado. Es por esto que una salida pedagógica permite abordar múltiples disciplinas a la vez: la geografía del lugar, la historia, las especies y sus relaciones ecológicas, los diferentes ecosistemas y sus interacciones, incluso el arte que inspira la belleza escénica. Esto asombra a los/as niños/as, despierta la curiosidad y las ganas de aprender más.
Aprendizaje significativo: el aprendizaje es real cuando es algo que queda para toda la vida. La teoría tiene sentido cuando las personas pueden observar y experimentar en terreno lo que han aprendido en el aula. No es lo mismo que nos cuenten, por ejemplo, cuáles son las partes de una planta, que poder observarlas. Estas vivencias refuerzan el conocimiento, lo hacen más comprensible y duradero.
Conciencia y sensibilización ambiental: James Zull, autor del libro The art of art of changing the brain, propone que “la mejora del aprendizaje se logra al existir un equilibrio entre recibir el conocimiento y usar el conocimiento” (P. 45). Entonces, desde la neurociencia se ha demostrado en los últimos años que el aprendizaje experiencial favorece la retención de información y genera cambios a largo plazo. Cuando se comprende la naturaleza, se genera un compromiso hacia la conservación de esta.
¿Qué se hace en una salida pedagógica?
Ahora que ya conoces las razones para realizar salidas pedagógicas, quizás tengas muchísimas preguntas y la más importante es ¿qué se hace? para esto hemos preparado un pequeño resumen que te puede orientar. Durante este tipo de salidas a centros de educación ambiental podrás tener la oportunidad de vivir experiencias inmersivas, donde el aula no tiene cuatro paredes y cada actividad es una aventura.
Algunas de las dinámicas incluyen:
Exploración del ecosistema: generalmente se realizan caminatas guiadas para observar la biodiversidad, donde se pueden escuchar sus historias y particularidades, utilizando material de apoyo.
El juego como medio educativo: según Jean Piaget “el juego es un medio que constituye y enriquece el desarrollo intelectual” (1946). En base a esto, las actividades lúdicas son un infaltable de las salidas pedagógicas, a través de estos se explican y ponen en práctica diferentes conceptos.
Experiencias sensoriales y emocionales: este tipo de actividades permiten que niños y niñas exploren su mundo interior y conecten con la naturaleza, a través de baños de bosques o de la meditación, por ejemplo, se busca proporcionar técnicas de gestión emocional.
Observación y reflexión: al estar en la naturaleza las personas se permiten pausar, aunque no siempre es fácil, generar instancias guiadas para hacerlo, es fundamental para interiorizar los aprendizajes y compartir experiencias. Ese momento es crucial para lograr los objetivos de la salida pedagógica.
Es momento de generar cambios
En base a lo expuesto en este artículo, se entiende que las salidas pedagógicas a centros de educación ambiental son parte fundamental del cambio generacional necesario para luchar contra la actual crisis eco-social. Hoy en día, tal como se ha mencionado antes, a pesar de los avances, la educación ambiental enfrenta diversos desafíos. La falta de financiamiento específico y la ausencia de una estrategia de implementación obligatoria limitan su alcance. Es por esto por lo que pequeñas acciones individuales y colectivas, pueden tener un gran impacto.

La invitación es a caminar, abrir los sentidos, volver al origen y continuar con la búsqueda del asombro. Estas experiencias ofrecen una oportunidad única para romper las barreras de la teoría. Llevar el aprendizaje a un plano vivencial, donde los sentidos y las emociones se convierten en los mayores aliados del conocimiento.
Los centros de educación ambiental representan un espacio donde es posible una educación diferente. Una educación que no sólo se limite a la transmisión de conocimientos, sino que fomente una transformación profunda en la forma de vivir.
Garantizar el acceso universal a la educación ambiental es una tarea urgente para enfrentar los desafíos ambientales del presente y del futuro. Este proceso no es solo educativo, sino profundamente transformador.
Antes de despedirnos, te invito a revisar los programas de educación ambiental en nuestra página y los mejores parques naturales con centros de Educación Ambiental para salidas pedagógicas.
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