Cultura Mapuche

Historia social y política del pueblo mapuche

Periodo colonial y republicano

La historia del pueblo mapuche está marcada, desde mediados del siglo XVI, por complejos procesos de colonización y resistencia. A la llegada de los españoles, cerca de un millón de mapuche habitaban un amplio territorio desde Aconcagua hasta Chiloé. Estas comunidades vivían combinando la horticultura, la caza, la pesca, recolección y la pequeña ganadería.

Se caracterizaban por tener un sistema de parentesco basado en lo doméstico y en la matrilateralidad. Con lonkos y especialistas en lo sagrado, en la atención a la salud (como machi, lawentuchefe, puñeñelchefe, gutamchefe, entre otras), que se legitimaban por su rol social, político y cultural en las comunidades. Esta legitimidad pasaba, necesariamente, por el Admapu (“tradición o costumbre de la tierra”).

Cultura mapuche y Familia

En la base de la organización social y política se encontraba la familia, que, unida a otras familias, conformaban al Lof. Estos eran extensos territorios que tenían en común el mismo tuwun (lugar de origen) patrilineal. En cada lof el padre de familia o lonko cedía un terreno para iniciar una nueva familia. De esa forma, se configuraba socialmente un lof y muchos de ellos concentraban las rukas (vivienda rural) en un lugar específico. Estas áreas generalmente se ubicaban alrededor de la casa principal del lonko. Esta forma política y social propia fue crucial al momento de enfrentar el proceso colonial.

En 1598, luego de años de imposiciones y subordinaciones en tierras indígenas, las comunidades lograron expulsar a los hispano-criollos de la zona de la Araucanía.

En Curalaba se inició una rebelión que permitió desarticular al ejército, a la iglesia y a la encomienda colonial, viéndose obligada la Corona Española a establecer una política de parlamentos y tratados con el pueblo mapuche. Aquel acontecimiento era una prueba de reconocimiento de tratados internacionales. Los mapuche son considerados como una nación (con la política de parlamentos nace la frontera entre “dos naciones”).

 

Cultura Mapuche siglo XVIII y XIX 

Durante el siglo XVIII, la ganadería se transformó en la principal actividad económica para las comunidades mapuche. Esta actividad terminó impulsando la expansión del territorio mapuche hacia las pampas del interior. Las tareas de conducción y representación asumidas por los lonkos en relación al comercio ganadero orientado a la sociedad colonial, van reforzando el liderazgo y la posición social que tenían al interior del mundo mapuche.

Con el advenimiento de la República, tanto chilena como argentina, los mapuche dejan de ser vistos como un pueblo o nación y comienzan a ser tratados como chilenos o argentinos, con una ciudadanía limitada caracterizada por la exclusión y por políticas reduccionales de división del territorio, materializadas en la ley de 1866 que entrega entre 1884 y 1929 fragmentados títulos de merced a las comunidades mapuche.

Durante el siglo XX, la conciencia mapuche siguió atravesada por la discriminación y el racismo.  Con todo, desde fines de los años 20’ emerge un movimiento mapuche con aspiraciones autodeterministas, que se consolida en los 40’ y 50’. Se encuentra recién en los años 80’ y 90’ un cambio cultural en el sentido de generar la posibilidad de las personas y familias mapuche de autoidentificarse con orgullo, luego de décadas de discriminación.

 

Migración y movimiento mapuche urbano en los siglos XX y XXI

La migración mapuche desde las reducciones a Santiago conllevó un carácter organizativo de gran envergadura. Los migrantes mapuche en la ciudad participaron, entre racismo y activismo; en procesos políticos y sociales de la capital. Fue en la ciudad donde se fue amasando allí el sentimiento colectivo de ser pueblo.

En 1920, eran quinientos los migrantes mapuche en la capital, para 1930 ya eran mil. En 1966, gracias a un censo hecho a mano por el periodista autodidacta Carlos Huayquiñir, se contaron cuarenta y cinco mil. Para el año 2017, el Censo arrojaba que en la Región Metropolitana vivían casi el doble de mapuche que en la Araucanía: seiscientos catorce mil personas se declararon mapuche.

Muchos llegaron con lo puesto: sin parientes, sin trabajo y sin tierra, viviendo procesos de apropiación de las formas organizativas del mundo popular y obrero chileno. El sindicato, los clubes deportivos, las federaciones obreras, las tomas de terreno, la autoconstrucción, entre otras.

Cultura Mapuche Urbana y Dictadura

Sin redes de contacto, muchos llegan a trabajar en panaderías, al igual que las lamngen (mujeres) que trabajan puertas adentro como empleadas domésticas. En esos lugares hubo mucha precarización y también racismo, especialmente en un primer momento en los años 20’ y 30’, donde tuvieron que aguantar muchísima explotación. Con la experiencia del sindicalismo panificado de la Confederación Nacional de Panificadores de Chile (CONAPAN) en los 40’, los grupos mapuche organizados ven una posibilidad de adquirir derechos, pero también de encontrarse con los suyos. En este rubro, hubo grandes dirigentes que lograron atraer a más jóvenes mapuche, quienes después en los años 70’ se convierten en grandes dirigentes. Las mujeres también se agruparon en las Federaciones de Trabajadoras de Casa Particular (luego ANECAP), transmitiendo la misma voluntad en las nuevas generaciónes.

En 1979, el decreto 2.568 implantado en dictadura buscaba la desaparición de las tierras indígenas y por tanto a los propios indígenas. Una petición del mundo liberal en Chile de larga data.

La sociedad mapuche comienza a organizarse con otras terminologías, como la categoría de autonomía, de autodeterminación y de pueblo. Ahí aparece una organización muy importante que es Admapu y comienza una reflexión muy potente respecto a qué hacen los mapuche en Santiago.

 

Relevancia y transcendencia

El movimiento mapuche actualmente podríamos decir que es de vanguardia, por pensar la democracia con mayor participación a propósito de la idea de autonomía. Con el movimiento indígena en general y mapuche en particular, se ha abierto una reflexión en Chile en torno a la idea de nación.  Asimismo se ha cuestionado al modelo de desarrollo económico y al centralismo heredado del siglo XIX.

La cultura mapuche implica siempre escuchar y comprender; vivir y aprender en virtud de la participación. En el pueblo mapuche la oralidad funciona activa y cotidianamente. Se expresa educando, ocupa recursos narrativos y pedagógicos propios, pertinentes a la edad de la persona oyente y a las adaptaciones territoriales de la lengua mapuche. Esta narrativa, que constituye el sostén de la cultura mapuche, está regida por los códigos propios de la comunidad. Un concepto que alude justamente a que hay una serie de elementos culturales compartidos que son comunes, que perviven y renacen en el tiempo cada vez que un kimche (persona sabia) o weupife (persona encargada de obtener la información que se fue transmitiendo de generación en generación) narra una historia que comparte en cada nütram (conversación), transmitiendo las enseñanzas y aprendizajes del pueblo mapuche. 

 

Dimensiones y visiones en la Cultura Mapuche

La espiritualidad y materialidad en el mundo mapuche cumplen un rol central, especialmente en el vínculo de su gente con los cuerpos naturales. Por ejemplo, los menoko (humedales), los winkul (cerros o lomas), el lewfu (río) y los mawiza (cordones montañosos) de la Cordillera. Las playas, las rocas y el lemutun (bosque nativo), tienen una importancia vital en la dinámica productiva y reproductiva que se enmarca en el itrofill mongen (biodiversidad o “todas las vidas sin excepción”). De ahí la importancia de mantener un equilibrio entre la minche mapu (tierra de abajo o subterránea), el wenu mapu (la parte del cielo, donde están las estrellas) y el nag mapu (la tierra donde habitan los seres vivos). Son espacios naturales que concentran energías espirituales o ngen; y que también, como el caso del bosque nativo, son fuente de alimentos y remedios (lawen). La mantención de este vínculo se reproduce mediante prácticas ceremoniales y rituales como el wiñol tripantu (Retorno del sol). El machitún (ceremonia para lograr una conexión espiritual con los antepasados, mejorar a los enfermos, diagnosticar males y enfermedades). El nguillatún (ceremonia de agradecimiento por la unión de la comunidad) o el palín (juego deportivo y religioso).

we tripantu 2020

La cultura mapuche gira en torno al kvme felen (estar bien totalmente, con todo). Cuando las personas buscan el kvme mongen (estar sano), atienden su salud pensando en esta totalidad. En esta atención, y en otros aspectos de la vida social, los pewma (sueños) cumplen un rol importante, rigiendo también su cuerpo de ritos y su universo de creencias.

 

Emergencia indígena y puesta en valor de la cultura mapuche

Desde los años 90’ en adelante, tanto en Chile como en América Latina, se vive un proceso de emergencia social que ha puesto el tema intercultural y plurinacional en el centro de las discusiones constitucionales.

Las luchas indígenas, y en particular la del movimiento mapuche en Chile, ha influenciado considerablemente en el proceso de descolonización que viven las nuevas generaciones en diversos territorios. Los símbolos presentes en las manifestaciones del estallido social ocurridas en el año 2019 en Chile, como la destrucción de monumentos históricos coloniales o el uso de la wenufoye (bandera mapuche) en las protestas, demuestran una parte de este proceso que se ha canalizado institucionalmente en una nueva constitución que reconoce la plurinacionalidad, la interculturalidad y los derechos colectivos de los pueblos indígenas.

Poner en valor la cultura de los pueblos originarios y la cosmovisión del pueblo mapuche resulta un imperativo ético y moral de las sociedades contemporáneas. Esto debido, entre otras cosas, al potencial que tienen las prácticas comunitarias, autonómicas y ecológicas de la cultura mapuche. Estas prácticas estan intimamente vinculadas con la protección de la naturaleza y la adaptación al cambio climático. La “gente de la tierra” debe tener la oportunidad y los medios para recuperar su territorio y enseñar los conocimientos legados por generaciones, los cuales merecen ser respetados y considerados por toda la sociedad occidental, la cual tiene mucho que aprender de las prácticas originadas desde la sabiduría ancestral y popular.

Este diálogo e intercambio de saberes ya se está generando. Todavía queda mucho por avanzar en mejorar el buen vivir que han logrado las comunidades a través de la vivencia y expresión de su cultura. Lograr alianzas para el fortalecimiento material y espiritual de la cultura mapuche es vital para las comunidades y para la sociedad completa.

 

Colaboración con las comunidades mapuche al sur de Santiago

Desde una visión reflexiva y colaborativa, Identidades del Maipo se propone profundizar en el conocimiento y difusión del patrimonio inmaterial del pueblo mapuche. Siendo parte del cambio cultural que vivenciamos, que no solo incorpora la dimensión étnica, sino que también la de género, la de clase, la etaria, entre otras. Se aboga por una mirada interseccional, transdisciplinaria y participativa, que logre colaboraciones territoriales con participación directa de las personas y comunidades mapuche que habitan en las comunas del sur de Santiago.

El propósito es poder describir, analizar y visualizar las demandas de las comunidades mapuche de las comunas de Puente Alto, Pirque y la Pintana, tales como Trawun o la Asociación Indígena Mapuche Taiñ Adkimn, las cuales se han abocado principalmente a enseñar y educar sobre los saberes ancestrales mapuche. Estas comunidades, que podríamos denominar urbanas y que se autoconvocan para compartir sus ceremonias, gastronomía, juegos y música, también han buscado fortalecer la práctica del mapuzungun, la salud y la educación intercultural. Así, continúan viviendo su patrimonio heredado desde hace más de 500 años.

Se procura un trabajo de articulación con dichas comunidades para colaborar en la consecución de sus propios objetivos y necesidades. Así como también, para profundizar en la metodología e integración del kimun.

Kimun es el conocimiento integral de la tierra, el ser humano desde la cultura mapuche y su cosmovisión de la humanidad.

Desde otro nivel, se espera también aportar en la construcción de un Estado plurinacional que reconozca el principio de la autodeterminación de los pueblos.